La Imagen comparte con la Comunicación su naturaleza de objeto de estudio dinámico y plural. Su abordaje es compartido por disciplinas tales como, las ciencias cognitivas, la filosofía, la lingüística, la epistemología, el arte, la semiótica, la comunicación, el diseño, el management, etc.
Buscando en diccionarios, enciclopedias y manuales, la polisemia no cesa, al contrario. En el Manifiesto Surrealista, André Breton se refería a la imagen como esa “concatenación de realidades distintas y distantes” que se ubican mas allá y más acá del límite de lo fisiológico, lo cognitivo, lo estructural, la traducción de lo verbal, lo imaginario, lo real, lo simbólico, la significación, la fenomenología, etc.
En términos de comunicación profesional, se considera a la imagen como al registro de la síntesis de todas las acciones que lleva adelante una persona, producto marca u organización por parte de cada uno de los integrantes de sus diversos públicos.
A su vez, coexisten diversos niveles de Imagen:
Personal, es aquella a la cual se la articula en personas, siendo el ejemplo más notorio las campañas políticas o la comunicación política;
De Producto, son las creencias y las asociaciones que tienen los públicos del producto en forma genérica, Como ejemplo podrá citarse el vino, el pan, etc;
De Marca, se trata de la imagen que de una marca determinada articula el propio público, sea consumidor o no de la misma. Puede citarse al respecto: Mercedes Benz
De Organización, es la imagen que la organización, como entidad, articula con los públicos. Suele llamarse imagen corporativa o institucional.
También casi inmediatamente al referirse a la imagen organizacional aparece la definición de identidad. La misma comprende al conjunto de cualidades que la organización asume como propios y a partir de los cuales se presentara en sociedad para diferenciarse de las demás entidades presentes en el mercado.
La Puesta en Sistema de la Imagen
Cada acto de comunicación construye la imagen de una organización, y lo hace por la sumatoria de los hechos que perciben sus diferentes públicos, por los signos, señales e indicios históricos que van conformando además, su cultura organizacional y sus normas implícitas.
Esa forma acumulativa de signos construye su identidad, establece un referente, conforma un sistema comunicacional, un código especial, diferente a otras organizaciones.
Por ello, es muy importante, en la construcción de los actos de comunicación que se realicen, tener en cuenta el fundamento en que se apoya la institución y respetarlo, dado que constituyen formas de códigos que se reconocen. Desconocerlo sería como quebrar o poner una barrera al pasado, constituyendo formas comunicacionales que -por más creativas y válidas que sean- al llegar a los públicos específicos o generales de la organización no tendrán los efectos de reconocimiento y eficacia esperados.
La creciente utilización del Diseño aplicado y desplegado inicialmente en una aglomeración de Logotipos, Colores, Nombres, Embalajes, Publicidades, generó la necesidad de ordenar los mismos para facilitar su gestión eficaz.
Fue entonces cuando comenzaron a surgir los “Sistemas de Imagen Institucional” consistentes en la puesta en sistema del conjunto de soportes (papelería, edificios, sucursales, vestimenta del personal, stands, merchandising, etc.), que permiten identificar a la organización por parte de sus diversos públicos.
Se trata de organizar a partir de la jerarquización de los diferentes canales y soportes comunicacionales, la definición de un patrón cromático propio para cada nivel, canal y soporte, el establecimiento de protocolos de comunicación del personal de la entidad con sus diferentes públicos (desde el saludo en la atención telefónica, hasta las modalidades de venta, etc.), el diseño de todos sus niveles edilicios y mobiliarios, uniformes del personal, etc. para presentar y proyectar la imagen deseada por la organización.
Este conjunto normativo es entonces clara y detalladamente descripto y formalizado para garantizar su eficaz aplicación y valoración posterior y, por lo tanto, la inalterabilidad de su forma y uso a lo largo de todo su período de vigencia.
Para ello se utilizan los Manuales de Gestión Comunicacional, cuya función es centralmente la de facilitar la gestión de la imagen tanto como material de consulta y referencia para profesionales de comunicación internos y externos y como instancia clave de capacitación por parte del conjunto del los miembros de la organización.
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