Los Cultural Studies o Estudios Culturales, se desarrollan en un contexto histórico que inicia a fines de los años cincuenta en Inglaterra, a partir de los trabajos de investigación de Richard Hoggart, Edward P. Thompson y Raymond Williams. Su consolidación institucional legará con la creación, en 1964, del Centre for Contemporary Cultural Studies (CCCS) / Centro Contemporáneo de Estudios Culturales (CCEC) en la Universidad de Birmingham, en que contó con la visión y el impulso de su primer Director Richard Hoggart, hasta que en 1973, cuando fue convocado como Director General de la UNESCO.
La obra del filósofo marxista italiano Antonio Gramsci, tuvo en el CCEC de los años setenta, ya bajo la dirección de Stuart Hall, una influencia más grande que en Francia en medios comparables, en el momento en que se buscada salir del predominio del enfoque "althusseriano” que caracterizaba a buena parte del movimiento "New Left" de la época.
Los aportes de Gramsci residen sobre todo en su concepción de la
hegemonía como aquella capacidad que tiene un grupo social de ejercer la dirección intelectual y moral sobre la sociedad, su capacidad de construir en torno a su proyecto un nuevo sistema de
alianzas sociales, un nuevo “bloque histórico”. Todas estas influencias serán objeto de una apropiación crítica y buscan constituir grupos de trabajo centrados en diferentes campos de las
investigaciones (Etnografía, Media Studies, Teorías del Lenguaje y Subjetividad, Literatura y Sociedad, entre
otros).
Stuart Hall rescata a Gramsci y lo traduce al inglés pero en el nuevo contexto de Birmingham. Esto no supone su lectura doctrinaria, literal o lineal, sino una antes bien, se trata de una estrategia retórica para aplicar la “mirada gramsciana” y su filosofía de la praxis como un método de análisis aplicado a reenmarcar los debates teórico-políticos de su tiempo y línea de pensamiento, entonces en formación:
Gramsci utilizó el término «hegemonía» para referirse al momento en el que la clase dirigente está lista no solo para coaccionar a una clase subordinada conforme a sus propios intereses, sino para ejercer una Subculturas, culturas y clase «hegemonía» o «autoridad social total» sobre las clases subordinadas. Esto implica el ejercicio de una clase especial de poder: el poder de formular alternativas y contener oportunidades, ganar y moldear el consentimiento, de tal manera que la garantía de legitimidad de la clase dominante no aparece solo de manera «espontánea», sino también natural y normalizada. (Hall y Jefferson, 2014, p. 98 y 99).
En este contexto histórico, este enfoque considera que la cultura no es una práctica, ni es simplemente la descripción de la suma de los hábitos y costumbres de una sociedad. Pasa a través de todas las prácticas sociales y es la suma de sus interrelaciones. Le atribuyen a la cultura un papel que no es meramente reflexivo ni residual respecto a las determinaciones de la esfera económica: una correcta sociología de las comunicaciones de masas debe por tanto tener por objeto explicar la dialéctica que se instaura entre el sistema social, la continuidad y las transformaciones del sistema cultural, el control social.
De esta manera, atribuyen al ámbito superestructural una especificidad y un valor constitutivo que van más allá de la oposición entre estructura y superestructura. El efecto ideológico general de la reproducción del sistema cultural operada a través de los mass media se evidencia mediante el análisis de las distintas determinaciones (internas y externas del sistema de la comunicación de masas) que vinculan o liberan los mensajes de los media en y a través de las prácticas productivas.
La originalidad del centro y de la problemática de los Cultural Studies de aquella época consiste en lograr constituir grupos de trabajo centrados en diferentes campos de las investigaciones (etnográficas, media studies, teorías del lenguaje y subjetividad, literatura y sociedad, por ejemplo) y vincular estos trabajos con las cuestiones suscitadas por los movimientos sociales, especialmente el feminismo (Mattelart, 1997, pp. 73-74).
Los Cultural
Studies tienden a especializarse en dos aplicaciones distintas; por un lado los trabajos sobre la
producción de los media en cuanto sistema complejo de prácticas determinantes para la elaboración de la cultura y de la imagen de la realidad social; por otro lado los estudios sobre el consumo
de la comunicación de masas en cuanto lugar de negociación entre prácticas comunicativas extremadamente diferenciadas.
El objetivo de este Enfoque es definir el estudio de la cultura propia de la sociedad contemporánea como un terreno de análisis conceptualmente importante, pertinente y teóricamente fundado. En el concepto de cultura caben tanto los significados y los valores que surgen y se difunden entre las clases y grupos sociales, como las prácticas efectivamente realizadas a través de las que se expresan valores y significados y en las que están contenidos.
Respecto a dichas definiciones y formas de vida – entendidas como elaboraciones colectivas – los mass media desarrollan una función importante al actuar como elementos activos de estas elaboraciones. Al reafirmar la centralidad de los productos culturales colectivos como agentes de la continuidad social, enfatizan la naturaleza compleja y elástica, dinámica y activa, no puramente residual o mecánica de los medios.
Los desarrollos de Stuart Hall, Raymond Williams y Richard Hoggart constituyen sólido enfoque que permite explicar y generar, desde el punto de vista marxista, una explicación integral acerca de los medios de comunicación, el proceso comunicativo, la ideología, la cultura y subculturas en las sociedades industriales del siglo XX.
Referencias:
Hall, S. y Jefferson, T. (2014). Rituales de resistencia. Subculturas juveniles en la Gran Bretaña de postguerra. Madrid: Traficantes de Sueños.
Mattelart, A. y M. (1997). Historia de las teorías de comunicación. Buenos Aires: Paidós.
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